Monday, 6 March 2017

Las madres de nadie

Mi madre:
-Mamá , donde está el secador.
-Donde tu lo dejaste.
-No, no está.
-Como vaya yo y lo encuentre, te arranco los pelos de uno en   uno hasta dejarte calva.

-Cuando tengas tu casa harás lo que quieras. Mientras vivas en esta casa, se hará lo que Yo diga.

“Extinguiendo la familia eliminas la primera forma de humillación. De barbarie.” (El Centro del Mundo, Angélica Liddell).

El capitalismo mata el drama
Hay seres que crecen sobre rocas batidas por el oleaje, en estructuras navales o sobre el lomo de una ballena. Viviendo en las rendijas, en superficies expuestas al sol, al salitre y demás malezas. Seres que, son una especie de espejo donde mirarnos con la dimensión sensible de nuestras formas de vida ya del todo enfangadas en el medio tan turbio al que estamos expuestas.

Vida disidente, precaria, de puta, de superviviente. Habitando rendijas, sobreviviendo las quemaduras, el óxido, el salitre o los vientos fuertes. Endulzada por belleza lumpen: ponerme su vestido viejo, acabar la noche en una habitación oscura de un barrio de Londres, rodeada de tetas, corretear por ahí robando frases para mi mundo interior. Viviendo en cualquier lugar, viviendo a pesar de todo.

Cuando llevas demasiado tiempo siendo un ser de rendijas, no hay drama.


    Van a derribar el sitio donde vives para construir pisos de lujo   que nunca te podrás permitir, no hay drama.
    Te tienes que marchar ,otra vez, a vivir a otro país por curro y dejar atrás libros, amantes y las grietas preferidas de tu ciudad, no hay drama.
    Tus dedos son un coladero de afectos por donde se escurren personas marchándose hacia cualquier dirección, no hay drama.
    Abortas ,con rabia, porque sabes que no puedes cuidar de nadie más que de ti misma, no hay drama.

Yo sola, con mi belleza lumpen ante mis derrotas. Yo sola con mis vulnerabilidades.

Yo, en mi cuerpo.

Mi cuerpo, mi campo de batalla,
Mi cuerpo, mi caja de resistencia,
Mi cuerpo, como vasija de la fertilidad,

Disidencia a ritmo de bebé
Los bebés huelen a humanidad, a humanidad sin cinismo, a viaje interior. Su olor me lleva a una dimensión de amor incondicional, de ritmos lentos, irracionales, de abandono a un futuro que vincula mi presente con lo eterno. Una utopía extremadamente bella y totalmente incompatible con mi vida de ser de rendijas.

Hay días en los que busco rendijas/coños esperando encontrar un útero en el que poder meterme. Acurrucarme entre sus paredes húmedas y calentitas y quedarme ahí dormida. Contraerme hasta convertirme en un óvulo fertilizado con más de cien células para ,después, levitar en el líquido amniótico hasta romper aguas y darme a luz. Darme a luz a mi misma, con mis ritmos y mis ciclos, con mi belleza lumpen, lo único que me dice siempre la verdad.

Mi verdad de madre de nadie, con mi neurosis egoísta, con su monstruosidad social, madre de mi misma, hija de mi misma.

PD: Casualidades: escribir sobre ser la madre de nadie y sobre darme a luz a mi misma el día de mi cumpleaños.

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ENGLISH VERSION
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The mothers of no one

My mother:

- Mommy, where is the hairdryer?
- Where you left it.
- No, it isn’t there.
- If I go there and find it, I’ll pull out every single hair on your head until you’re bald.


   -When you have your own home, you can to do whatever you like. Whilst you live at my home, you will do as I say.

“By extinguishing the family you can extinguish the original form of humiliation. Of barbarism”. (The centre of the world, Angélica Liddell).

Capitalism kills drama
There are beings that grow up on rocks haunted by the flow of the waves, in shipwrecks, or, on a whale’s back. They live in cracks, on surfaces exposed to the sun, the saltpetre and other skirmishes. These beings are sort of mirrors in which we can reflect ourselves with the vulnerable dimension of our forms of life. Forms of life already fully muddied in this really turbid medium to which we are exposed.

Dissident life, precarious life, the life of a whore, the life of a survivor. Inhabiting cracks, surviving burns, rust, saltpetre and strong winds. Sweetened by underclass beauty: to wear her old dress, to end the night in a dark room in that district of London, surrounded by tits, to run around stealing sentences for my inner world. Living anywhere, living in spite of everything.

When you have been a “crack being” for long enough, there is no drama.


    The place where you live is going to be demolished to build luxury apartments that you’d never be able to afford, there is no drama.
    You need to leave, again, to live in another country leaving books and lovers and the favourite cracks of your city behind, there is no drama.
    Your fingers are like a strainer of affection through which people slip running in all directions, there is no drama.
    You have an abortion, angry, confronting the certainty that you couldn’t take care of anyone else but yourself, there is no drama.

Me, alone, with my underclass beauty facing my defeats. Me, alone with my vulnerabilities.

Me, in my body.
My body, my battlefield. 
My body, my resistance box.
My body, my fertility vessel.

Dissidence at a baby rhythm
Babies smell of humanity, of humanity without cynicism, of an inner trip. Their smell elevates me to a dimension of unconditional love, of slow and irrational rhythms. Of surrendering to a future that bonds my present with the eternal. An extremely beautiful utopia that is totally incompatible with my life of being of the cracks.

Some days I search cunts/cracks hoping to find a uterus to get into. To curl up in its wet and warm walls and fall asleep. To contract myself until becoming a fertilised egg, with more than one hundred cells. Then, to levitate in the amniotic liquid until breaking water and giving birth. To give birth to myself, with my rhythm and my cycles, with my underclass beauty, the only thing that always tells me the truth.

My truth of the mother of no-one, with my selfish neurosis, with my social monstrosity, my own mother, my own daughter.


PS: Coincidence: to write about being no-one’s mother and about giving birth to myself on my birth day.

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